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Quizá para mi sea más fácil expresarme en un papel que con palabras. Lo que quiero que sepas es que he decidido olvidarme de ti. Que mi mente no recuerde nunca más nada tuyo. Tengo demasiadas ilusiones rotas como para seguir imaginando nuevas y solo recibir indiferencias. Siento ser una molestia en tu vida. No digas que no. No pienses ahora que no. Se que tienes tu vida, y yo únicamente paso y estorbo; cualquier ciego puede verlo. Las razones se han juntado para decidir: serán estos los últimos días que nos hablaremos y pronto no sabrás de mi ni yo de ti. Voy a olvidar todo. Tus mensajes; tristes, dulces, alegres que sólo sirvieron para crear falsas expectativas. Estoy cansada de desearte y encontrar siempre una respuesta fría y distante. No quiero que mi mente imagine momentos que no van a existir; porque eres distinto, porque te imagino distinto. 
No tienes la culpa, vives tu vida. Soy yo la molestia, quien llega a fastidiar, a pretender cosas que no debe. No se porque lo hago, no puedo explicarlo, como no puedo explicar mis sentimientos. De nada sirve tenerte en mi mente, en mi corazón. Entiendo, es mejor olvidar tu existencia, al final, la distancia y las complicaciones harán su trabajo. La memoria no es tan fuerte, el corazón no es tan tonto. Si te olvido ya no sufriré, ni crearé ilusiones débiles en mi corazón. Así, todo va ser mejor para ti y para mí. Para mí por las razones que te explico, para ti porque ya no tendrás esa piedrita en el zapato que te molesta.
No importa si el final es alegre como imaginé o triste como está sucediendo. Lo que importa es que es el final.